lunes, 12 de diciembre de 2016

Relato. Neblinoso - (Divagacionistas. Tema: Olores)


Neblinoso


       La niebla difumina las figuras con las que me cruzo por la larga calle adoquinada. Pasan veloces, como un suspiro, cada una imbuida en su propio universo de problemas, sobresaltos, alegrías y tristezas. Los coches tan solo se vislumbran por el pálido rastro que sus luces dejan en la nube matinal. Bajo la mirada hacia el suelo, apenas visible, para seguir el repetitivo avance de mis pasos. Con cada movimiento, volutas de niebla se apartan hacia los lados, siendo sustituidas segundos después por otras distintas, aunque indistinguibles a simple vista. Entonces, una breve pero profunda inspiración me ofrece el sutil e inconfundible olor de la niebla: es denso, cargado de humedad y de misterio. Para muchos, sinónimo de molestia y agobio. Para mí, catalizador de recuerdos, de momentos indelebles.


       Ahora no es tan solo la niebla la que difumina mi alrededor; mi mente colabora con ella. El gris de la acera se torna verde poco a poco. El terreno se ablanda, convirtiéndose en una alfombra natural interrumpida por las raíces de los milenarios robles que surgen de la nada. Alzo la vista. Camino por un mundo sin fin, de horizonte blanquecino donde el silencio es denso, más aún que la niebla. Solo es roto por puntuales aleteos y el crujir de las hojas marchitas que deja el otoño. Continúo avanzando, en un ambiente de soledad y tranquilidad que ya he vivido antes. En un día a día cronometrado, ¿qué mejor que detener el tiempo, impedir que la aguja siga avanzando inexorablemente hasta arrinconarte en la ansiedad?
       En mitad de la pregunta, una de mis manos abandona el vacío sobre el que estaba suspendida, elevándose ligeramente. La placentera soledad desaparece, borrada por el cálido contacto de otra mano; otra figura me acompaña. No es incómodo, sino reconfortante. Podrían ser tantas personas... Aun así, no necesito comprobación alguna para saber que es alguien cercano, de confianza. Prefiero seguir adelante, sin preocupaciones. En un silencio sagrado y sabiendo que no estoy sola. Hasta que la realidad decida despertarme.
Dedicado a quien hace poco me describió la niebla como nadie lo había hecho antes.

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