lunes, 15 de octubre de 2018

Relato. 'Carta intuitiva'.

Carta intuitiva


Estimada profesora,


          Hace ya más de 15 años que pasé por sus clases en la universidad, por lo que quizá no me recuerde. Soy C., aquella alumna que cada semana le pedía tutorías y aparecía cargada de apuntes indescifrables. Sesiones que muchas veces acababan derivando en debates científicos y filosóficos que disfrutaba muchísimo. Son los mejores momentos que guardo de aquella etapa. Gracias. Recuerdo aquella frase del matemático Henri Poincaré que me dijo en varias ocasiones: Es por la lógica que demostramos, es por la intuición que inventamos, y que La lógica, por tanto, permanece estéril a menos que se la fertilice con la intuición. Siempre quiso recalcarme la importancia de ser flexible, pero me costaba entenderla.

Durante años pensé que la intuición no era realmente útil, que tan solo la lógica lineal y ordenada podía llevarnos a un descubrimiento científico. Lo demás era suerte, casualidad, pura “serendipia”; pero no intuición. Esto cambió cuando elegí mi trabajo de fin de grado. Fue entonces cuando comencé a entender qué era aquello de la intuición. 
Recuerdo aquella desconcertante sensación, aquella chispa que sentí cuando leí sobre uno de los muchos temas que podía haber elegido. Era aquel, ese debía escoger. En aquel momento, fue como si el resto de títulos no existiesen, como si alguien los hubiera censurado con un grueso rotulador negro. Ahora que lo pienso, cuando decidí qué grado estudiaría, la sensación fue similar. Aquí había algo, lo intuía. 
No ha sido hasta hace unas semanas que todas estas impresiones han vuelto a mí. Estoy trabajando en el campo que elegí en mi TFG; siempre intenté por todos los medios volver a él, no abandonarlo. Me he empapado de todo el conocimiento y experiencias que he tenido a mi alcance, pero ha sido la intuición quien me ha permitido poner el primer punto (“y aparte”, porque siempre se puede llegar más allá) a mi investigación. He encontrado mi preciada y escurridiza molécula. Y digo escurridiza porque siempre aparecía más allá de mis límites de estudio, siempre se escapaba y no podía dar con ella. Todo lo aprendido sumado a esa chispa de intuición me hizo buscarla con un enfoque distinto y la hallé donde jamás había pensado que estaría.
Es a usted a quien debo todo. Sin aquellos debates y sus consejos siempre oportunos, no habría llegado hasta donde estoy hoy. Siempre recalcó lo importante que era para usted la formación de nuevas mentes científicas, acercar la ciencia a todo el mundo que quisiera conocerla. Para mí ha logrado lo máximo que puede conseguir un profesor: inspirarme para seguir aprendiendo y descubriendo todo aquello que me genere curiosidad. Ha despertado mi intuición y le estaré siempre agradecida.

Esperando volver a verla,
C.


Fuente: https://pixabay.com/es/cartas-viejas-antigua-carta-436501/



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Sciku: 'La intuición es un sumando'.



Aunque el camino al descubrimiento normalmente no suele ser muy recto...


La intuición es un sumando
Si se suma la intuición
y todo lo en vida aprendido
se llega al descubrimiento.


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domingo, 15 de julio de 2018

De teoremas y conjeturas: 'La fortaleza de Goldbach' y 'Lección de probabilidad' (III)


Fuente:  https://xkcd.com/1310/
Ojo, que es humor. Solo existen la débil y la fuerte.

La fortaleza de Goldbach
Nadie ha podido probar
que cualquier par mayor que dos se escribe
como suma de dos primos.

__________

Lección de probabilidad
Bayes te ayuda a encontrar la
probabilidad de A sabiendo B
con la de B sabiendo A.

       Este último sciku va dedicado a mi madre y a Ricardo, quienes buscaron mil y una formas de explicarme cómo usar el teorema y al final lo lograron. ¡Gracias! 

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Dos scikus matemáticos: 'Útil exactitud' y 'El descubrimiento'. (II)




Útil exactitud
Es ciencia exacta
y prueba relevante
si tú investigas.

 _________

El descubrimiento
Teoremas enrevesados
que si el bachiller consigue apreciar
un nuevo mundo le muestran.


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Inmortalidad. (Sciku matemático I)


Inmortalidad
(A Clara Grima) 
Extinta estará la vida
las estrellas se consumirán pero
siempre el siete será primo.


       Este sciku se lo quiero dedicar a la matemática y divulgadora Clara Grima, cuyo trabajo acercando las matemáticas a todo el mundo me parece admirable. La inspiración surgió a raíz de una frase suya preciosa que leí en esta entrevista :

"Se acabará la civilización y volverá a aparecer y el 7 seguirá siendo un número primo."


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lunes, 21 de mayo de 2018

Relato. Fantasmas de la memoria. - (Divagacionistas. Tema: Fantasmas)

Fantasmas de la memoria


— Qué bonita mañana, ¿no crees? —El anciano alejó la mirada de la ventana y sonrió a la joven que se sentaba a su lado.

— Sin duda, padre. —Le devolvió la sonrisa e hizo un ademán de levantarse—. ¿Qué me contaréis hoy?

Con manos temblorosas, el hombre sujetó su bastón y se incorporó.

— Siéntate, que aún no soy tan mayor —le recriminó mientras cogía un álbum de tapas desgastadas y lo sujetaba contra su pecho.

Se sentó con cuidado de nuevo y con toda la delicadeza que su mal pulso le permitía, abrió el álbum, dejando al descubierto unas páginas que ya amarilleaban por el tiempo.

— ¿Te he contado cómo conocí tu madre, que en paz descanse? —la chica negó y siguió sonriendo— Cada día que pasa la echo más de menos. Mira, aquí estábamos, en las fiestas de la Virgen de Gracia. ¡Qué guapa estaba! —dijo acariciando la fotografía—. Fue un regalo de Juan, el fotógrafo del pueblo.

— ¿El del Sordo?

— Claro, hija. El hijo del Sordo, ¡qué cosas tienes! Como te decía: los chicos de la banda estaban tocando pasodobles. ¡Cuánto bailamos! Fue ella quien me sacó a bailar, ¿lo sabías? Qué mujer tu madre... —el anciano miró a su hija con ojos cansados—. María, ¿bailarías conmigo?

— Claro que sí, padre, por usted lo que sea. —dijo mientras ayudaba a su padre a levantarse.

Aún apoyado en el bastón, el hombre comenzó a dar los primeros pasos de baile y a tararear la letra de un pasodoble que el mundo moderno ya había olvidado. Tras unas estrofas, la puerta de la habitación se abrió y entró un enfermero joven con cara de espanto.

— ¡¿Qué hace de pie?! —Corrió hacia el anciano para ayudarle a sentarse.

— ¡Bailar con mi hija!

— Con... ¿con su hija?

En ese momento se asomó otra enfermera que se apresuró a intervenir. Entre ambos lo convencieron de volver a sentarse y admirar el paisaje. En voz baja, el enfermero preguntó:

— ¿Bailaba con su hija? Aquí no hay nadie.

— Ay, querido. —Contestó apenada la mujer—. Su hija nunca ha venido a verle. Los fantasmas de su memoria son lo único que le queda para combatir la soledad.

Desde el sillón se escuchó una voz: 

— Qué bonita mañana, ¿no crees? —El anciano miraba hacia una silla vacía.